semillas de yoga #11 – sentarse con la espalda recta…

… en realidad quiere decir sentare con la espalda ¡llena de curvas! A nuestra columna vertebral lo que más le gusta son sus curvas naturales (hacia delante en la parte baja -lordosis lumbar-, hacia detrás a la altura de las costillas -cifósis torácica- y hacia delante en el cuello -lordosis cervical-) y es así como es más eficiente a la hora de manejar cargas, absorber impacto o quedarse quieta. Si estamos empezando a sentarnos durante periodos de tiempo más largos para meditar o hacer pranayama, es muy común que los músculos de la espalda, no acostumbrados, empiezen a quejarse. Antes que nada, asegurate de que la columna esté en su posición óptima. Siéntate sobre una manta doblada o un cojín para asistir a la pelvis en mantenerse de pie y facilitar el soltar el peso de las rodillas. Afianza los isquiones presionándolos hacia abajo y notarás como una onda sube por la columna irguiéndola. Comprueba la parte baja de la espalda con la mano para asegurarte de que no se esté curvando hacia atrás. Asegúrate de que el tronco no se incline hacia delante: la cabeza está justamente sobre la caja torácica y la caja torácica justamente sobre la pelvis. Crea espacio en la parte delantera, trasera y los lados del tronco. Deja que el corazón descanse ligeramente hacia atrás sobre los homóplatos. Asegúrate de que la barbilla no esté tirando hacia arriba. Incluso con una posición óptima, puede que necesitemos paciencia mientras los músculos se tonifican, y fatigarlos no nos acercará a nuestro objetivo con más rapidez. Simplemente persevera en contruir la postura desde abajo a arriba, encontrando tus curvas naturales y arraigándote a la tierra para poder elevarte.

Gracias a todEs mis alumnEs de Yoga Hub Berlin que me inspiran con su práctica.

semillas de yoga #7 – progreso

El progreso es un movimiento que nos acerca a un destino. Con lo cual, depende de hacia qué estamos orientados. Cuando empezamos a practicar, la mayor parte de nosotros medimos nuestro progreso en términos espaciales (llegar más abajo con la cabeza, estirar más las piernas). Más tarde o más temprano este progreso se detendrá, bien debido a limitaciones anatómicas o porque hemos alcanzado el máximo posible, ¡pero hay otras muchas posibilidades! El progreso se podría medir en términos de tiempo (mantener el asana más tiempo o practicar durante un tiempo determinado). Se podría medir en términos del número y variedad de asanas que practicamos. Se podría medir en términos de la regularidad con la que practicamos. Se podría medir en términos de lo presentes que estamos mientras practicamos – ¡o lo conscientes que somos de lo no presente que estamos mientras practicamos! Se podría medir en términos del tiempo que llevamos practicando a pesar interrupciones, lesiones o simplemente perder el hilo. Practicar supone progresar. Cada día que practicamos, progresamos, es inevitable. Poco a poco, la práctica va revelando aspectos de sí misma hacia los que no podríamos haber apuntado, porque no podíamos ni imaginarlos. Progresar también puede ser seguir nuestro camino en el yoga, sea el que sea, tome la forma que tome, y entregarnos completamente según nos lleva a partes desconocidas de nuestra naturaleza.

Gracias a todEs mis alumnEs de Yoga Hub Berlin que me inspiran con su práctica.