… en realidad quiere decir sentare con la espalda ¡llena de curvas! A nuestra columna vertebral lo que más le gusta son sus curvas naturales (hacia delante en la parte baja -lordosis lumbar-, hacia detrás a la altura de las costillas -cifósis torácica- y hacia delante en el cuello -lordosis cervical-) y es así como es más eficiente a la hora de manejar cargas, absorber impacto o quedarse quieta. Si estamos empezando a sentarnos durante periodos de tiempo más largos para meditar o hacer pranayama, es muy común que los músculos de la espalda, no acostumbrados, empiezen a quejarse. Antes que nada, asegurate de que la columna esté en su posición óptima. Siéntate sobre una manta doblada o un cojín para asistir a la pelvis en mantenerse de pie y facilitar el soltar el peso de las rodillas. Afianza los isquiones presionándolos hacia abajo y notarás como una onda sube por la columna irguiéndola. Comprueba la parte baja de la espalda con la mano para asegurarte de que no se esté curvando hacia atrás. Asegúrate de que el tronco no se incline hacia delante: la cabeza está justamente sobre la caja torácica y la caja torácica justamente sobre la pelvis. Crea espacio en la parte delantera, trasera y los lados del tronco. Deja que el corazón descanse ligeramente hacia atrás sobre los homóplatos. Asegúrate de que la barbilla no esté tirando hacia arriba. Incluso con una posición óptima, puede que necesitemos paciencia mientras los músculos se tonifican, y fatigarlos no nos acercará a nuestro objetivo con más rapidez. Simplemente persevera en contruir la postura desde abajo a arriba, encontrando tus curvas naturales y arraigándote a la tierra para poder elevarte.
Gracias a todEs mis alumnEs de Yoga Hub Berlin que me inspiran con su práctica.