limitaciones

schweize stämme

(Nota: Escribo en primera persona no  porque crea que estas experiencias y pensamientos son exclusivamente míos, sino porque no me atrevo a imponérselos al resto de la humanidad diciendo “nosotros” y no sé de quién estoy hablando si digo “uno”.)

Un asana se me asemeja a un paisaje, y cuando entro en él procuro abrir mi percepción a todo lo que esté sucediendo, sea físico, mental o emocional. Recientemente, me di cuenta de estar buscando la resistencia que sentía en determinados músculos. Una cosa es no aflojar dentro del asana. Esto era diferente. Alcanzar el punto en el que sentía la resistencia, el límite, resultaba que era parte de mi orientación al entrar en el asana. ¿Estaba buscando la dificultad? ¿Qué era lo que la hacía atractiva y apetecible? Más tarde seguí pensando sobre la naturaleza de las limitaciones.

Me he encontrado con limitaciones en los tres planos. Físicamente: músculos con dificultad para estirarse o demasiado débiles, tracción sobre tendones o ligamentos, huesos que no han encontrado la manera adecuada de alojarse en la articulación, bajada de tensión, mareo, perdida de equilibrio. Mentalmente: distracciones de tipo lista de la compra, concentración obsesiva y estrecha, proyecciones hacia el futuro, ejecución mecánica y neblinosa, aburrimiento, autoexigencia. Emocionalmente: enfado o rechazo asociado a lo que no puedo hacer, apego a lo que puedo hacer, deseo de hacer, miedo, vulnerabilidad.

Escribir esta lista me hace sorprenderme de que siga insistiendo en quedar con mi esterilla. Ciertamente, practicar es como mirarme todos los días en un espejo muy sincero. Y aceptar lo que veo. Me encuentro con una instantánea de mí misma en unas circunstancias espaciotemporales concretas y cuento con la perspectiva de los días de práctica que quedan atrás que me permite también ver procesos. Por supuesto, no solo percibo limitaciones, pero la verdad pura y dura es que solo puedo entrar en un asana hasta donde mis limitaciones me lo permitan. Intentar desplazarlas a empujones solo genera más fricción. La resistencia aumenta cuanto más lucho contra ella, a veces al instante, a veces aparecen lesiones o estados emocionales alterados más tarde. En mi experiencia, las limitaciones se mueven según aprendo a reconocer cuándo es el momento de avanzar y cuándo es el momento de quedarme quieta, y cuando practico con una combinación de voluntad y aceptación. No la voluntad de progresar, sino la voluntad de ser lo que soy en toda mi extensión, lo cual implica encontrarme con el límite, quizás saborear la frustración, y aceptar. El movimiento llega por sí mismo. Es la naturaleza de la vida, solo que a veces no es en la dirección que yo deseaba.

Ganesha es la deidad hindú que se invoca para despejar los obstáculos. Entiendo esto de dos maneras. En primer lugar, si resulta difícil superar un obstáculo, quizás bordearlo sea una táctica más sencilla. ¿Cuál es la limitación que me impide sentir armonía en una postura, mis músculos acortados o mi mente rígida que proyecta una imagen? Quizás puedo abordar la situación desde el otro extremo, flexibilizando mi mente. Segunda situación: intento avanzar en una dirección y me veo frenada por algo o alguien que quiere avanzar en la dirección contraria. ¿Cuál de los dos es el obstáculo? De manera que a veces resulta que las dificultades con las que me encuentro simplemente están señalando las obstrucciones que yo genero con mi falta de aceptación al flujo de la vida a mi alrededor.

Las limitaciones implican contención y seguridad. Los huesos, ligamentos, tendones y fascias restringen el movimiento de las articulaciones protegiéndolas y manteniendo el cuerpo unido. Por otro lado, la movilidad nos permite funcionar en la vida y si no hubiéramos atravesado el peligroso episodio de caernos de bruces, nunca hubiéramos aprendido a caminar. Así que existe un continuo entre estabilidad/inmovilidad y riesgo/movilidad. No existe un punto mejor en este continuo, sino distintas posibilidades que permiten algo a costa de otra cosa. Me resulta estimulante explorar la posibilidad de elección a lo largo de esta línea. Mi objetivo no consiste en estirar mis ligamentos de manera que las articulaciones se desestabilicen y el cartílago se desgaste, sino mover todo lo que puede moverse con seguridad para mantenerlo funcionando saludablemente en todo su potencial. Las limitaciones psicológicas son más sutiles pero, de la misma manera, el miedo puede mantenerme alejado de algo peligroso o puede impedirme que haga cosas nuevas y me desarrolle. Una posibilidad consiste en tomar conciencia de en qué lugar del continuo riesgo-estabilidad se encuentra mi limitación para poder elegir conscientemente optar por la preservación o el riesgo.

Las limitaciones me dicen dónde me encuentro aquí y ahora. La frontera física fundamental y última es la piel: todo lo que queda fuera de ella no soy yo. En términos psicológicos, la identidad, el carácter, el ego, la percepción subjetiva, el hemisferio izquierdo o como quiera llamarlo también es el resultado de dividir la realidad entre aquello que creo que es “yo” y aquello que creo que no lo es. Ampliar mis fronteras significa abrir mi conciencia a la experiencia de ser más que el puñado de características que denomino “yo”. Ampliar mis fronteras significa soltar lo conocido y aventurarme en lo desconocido. Estoy encantada de decir adiós a determinados elementos de mi identidad. Otros me cuestan más. En ambos casos, supongo que encontrarme con determinadas limitaciones, me gusten o no, puede resultar reconfortante porque traza una silueta del hogar que habito. Querer ir más allá implica estar dispuesta a redefinirme o indefinirme en cierta medida, estar preparada para sentir pérdida, confusión, vértigo o miedo, porque, sin fronteras, el yo está amenazado.

La limitación también es una característica de la creación. Lo indiferenciado, lo ilimitado, la posibilidad infinita no es material. En el I-Ching, el hexagrama 2 – Kun, representa el principio yin, en contraposición con el principio yang representado por el hexagrama 1 – Qian. Kun materializa en tiempo y espacio las posibilidades indeterminadas del espíritu inherentes en Qian. La creación tiene lugar cuando algo de lo posible se hace real, y esta materialización tiene lugar por medio de la restricción de las demás posibilidades. Como expresiones materializadas del todo, somos manifestaciones finitas del potencial infinito. Aceptar mis limitaciones es aceptar mi naturaleza humana atada a lo concreto y la cualidad yin. Intentar transcenderlas es seguir conectada a mi espíritu y a la cualidad yang. Integrar yin y yang me parece un viaje en el que visito una y otra vez, ambos aspectos del ser. Cada instante, cada respiración, abre nuevas posibilidades. Según pasa, una combinación determinada de ellas toma forma y las otras se quedan sin realizar. La conciencia de esta dinámica es también conciencia del eterno ciclo de vida y muerte.

Un diálogo atento con mis limitaciones es una oportunidad para investigar el papel que juego en la resistencia y la dificultad, cómo me relaciono con el potencial y la acción, cómo negocio entre seguridad y riesgo. Encontrarme con mis limitaciones alumbra la distinción entre lo que conozco y lo que no conozco, entre lo finito y lo infinito, entre mi naturaleza humana y espiritual. Descubro todo esto que sucede sobre la esterilla pero, después de todo, la esterilla no es sino una porción de vida, y encuentro que todos estos descubrimientos se extienden como tinta en el agua y siguen coloreando mi visión incluso después de guardarla.

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