Ingo Reulecke es bailarín, coreógrafo y profesor de danza y, además, un actuante excepcionalmente activo en la escena de la improvisación en Berlín. Proximamente actuará en el 2º FESTIVAL INTERNACIONAL DE ACTION THEATER E IMPROVISACIÓN FÍSICA con Streugut, un conjunto en que también participan Sten Rudstrom, Martin Clausen, Zufit Simon y Alexander Frangenheim y que, tal y como ellos lo describen, “hacen chocar” movimiento, lenguaje, voz y un instrumento musical.
Ingo respondió a mis preguntas mientras viajaba en tren hacia Göttingen, donde iba a impartir un taller intensivo en el EasterImproFestival que alli se celebra. Aquí está lo más destacado. La versión completa estará disponible pronto en “inspiraciones y pensamientos” (en cuanto consiga enderezar mi relación con wordpress).
M.F – Improvisación? Composición instantánea? Composición en tiempo real? Cuál es la diferencia?
I.R. – Yo diría que la improvisación es la base de todo. Improvisamos continuamente y en todas partes. Por ejemplo, cocinar es por lo menos en cierto modo una improvisación. La cuestión es hasta qué punto somos conscientes de lo que estamos haciendo.
La composición instantánea se enfoca justamente en esa consciencia de seguir el proceso de creación y decidir en el momento. Y eso que no estoy tan seguro de si consiste en decidir o en que otra cosa decida lo que sucede. Digamos que es la intuición la que toma las riendas en el momento de decidir y se hace cargo de la composición instantánea.
En cuanto a la composición en tiempo real, me parece que la cosa se complica. Yo diría que los artistas que se refieren a lo que hacen como composición en tiempo real intentan crear incluso más aún en el momento. Este término viene de la musica contemporánea microtonal.
M.F. – Al pensar en improvisación, la palabra espontaneidad viene a la mente con facilidad. ¿Cómo ves su interacción con la cualidad contraria, la inhibición?
I.R. -Tengo la impresión de que la inhibición puede ser parte de la espontaneidad. Creo que alguien que esté formado en Técnica Alexander por ejemplo, que es una práctica corporal que trabaja mucho con la inhibición, puede utilizarla de manera muy espontánea en el momento de la creación. Así que puede convertirse en una de las herramientas que se usen con fluidez en el juego de la improvisación. En la situación en la que uno está en un estado abierto al flujo, surgen impulsos continuamente. Quizás eso sea lo que llamamos espontaneidad. Entonces aparece la cuestión de qué es lo que ponemos en el juego específico que estamos elaborando en el tiempo y el espacio.
¿Cómo dirigimos nuestra energía a través de los diferentes momentos, cuándo la contenemos o la cambiamos de nivel?
Es ahí donde se complica todo rapidamente y es fácil sentirse apabullado. Supongo que hay un proceso diferente en marcha que no es un saber claro y cognitivo. Puede ser el resultado de nuestro condicionamiento en las artes y en la vida, quiero decir, estético por un lado y como ser humano que ha crecido en circunstancias muy específicas.
También creo que existe un panórama más amplio, más allá de nuestro pequeño campo de posibilidades, que ya es en sí infinito. Si pienson en algo más grande de lo que nosotros, como seres humanos, formamos parte, el desafío es todavía mayor, casi abrumador. Si tenemos en cuenta la interconectividad del universo entero, entonces me atrevería a decir que todo lo que hacemos está relacionado y en conexión con una esfera mayor. La cuestión sería hasta qué punto somos capaces de enchufarnos a este campo mayor de interconectividad.
M.F. – ¿Qué ofrece al público una actuación improvisada que un espectáculo fijado no ofrezca?
I.R. – Exactamente lo que intentaba describir antes. Un público de mente abierta y quizás involucrado se convierte en parte de la actuación, por lo menos hasta un cierto punto. Depende de su consciencia y su estado de conexión con el momento. Lo que estoy describiendo es por supuesto parte de toda actuación pero, aun así, yo diría que esto es más importante en la composición instantánea, ya que la creación está sucediendo en ese mismo momento y el público es parte de este proceso al saber que las cosas se pueden torcer en cualquier momento.
Esta situación de compartir entre todos el momento de la creación se puede sentir y percibir, y es algo único. Desde mi punto de vista, existe una gran diferencia entre esto y un espectáculo ya preparado. Me parece que a la representación le falta autenticidad, y eso es algo importante que se puede percibir. Incluso con los mejores actores, que se entrenan exhaustivamente para reproducir de manera fidedigna y con frescura, no dejará de ser una reproducción.
M.F. -Háblame de tu preparación o entrenamiento como improvisador.
I.R. -Una parte importante del trabajo consiste en trabajar de manera regular el mantener la mente abierta y entrenarme para estar en el momento. Esto puede suponer muchas cosas diferentes. Desde luego que practicamente todo puede servir como preparación. Depende de hasta qué punto sea capaz de estar donde estoy.
Por lo tanto, mi práctica fundamental es la meditación y diferentes formas de yoga para sintonizarme. Sigo entrenándome como bailarín y prestándole atención a este aspecto para que esté facilmente disponible sin tener que pensar en ello. También la parte vocal se está conviritiendo en parte importante de mis exploraciones diarias. He tardado muchas décadas en aceptar esta idea. Al principio tenía la idea de que la danza era una forma de arte silenciosa y de que yo debía hacer el menor ruido posible.
Me encuentro de manera regular con gente con la que comparto sesiones de improvisación, como intercambio. A menudo me junto con personas a las que no conozco en ese sentido. Y con personas con las que sí he trabajado en el pasado. Improvisar de manera regular es otra parte de mi práctica.
También intento escribir. Como manera de sintonizarme y dejar la mente libre en un estado de flujo, me parece muy beneficioso.
M.F. – Cuando actúas, ¿qué das y qué recibes?
I.R. -Para mí lo mejor es no intentar dar nada. Porque eso puede predeterminar mi estado hacia querer algo. Siempre que llego a un estado de apertura y de escucha del momento con gran confianza en el momento
es una experiencia asombrosa que viene hacia mí sin que yo tenga que hacer nada por agarrarla
En este estado también puedo percibir al público y los diferentes estados en los que están, y puedo permitir que eso se convierta en una de las posibles elecciones que tenga en cuenta para crear en el momento. Así que es un proceso bastante circular.
En general disfruto sobre todo del proceso de crear en el momento. Puede ser gozoso y en los mejores casos un proceso descomplicado en el que estoy en sintonía.
M.F. – Como espectador, ¿qué capta tu atención?
I.R. -Me interesa mucho observar la apertura y el proceso de toma de decisiones de los actuantes. Poder seguir ese proceso e ir dándome cuenta de manera continua de cómo se desarrolla la improvisación en el tiempo.
Es muy diferente ver a bailarines y a músicas en un mismo espectáculo. Porque suelen tener un acercamiento al trabajo muy diferente. Hasta qué punto se coordinan en medio de la actuación o cuándo no lo hacen. Para mi gusto, el fallo es igual de interesante que lo que funciona. El intercambio entre espectadores y actuantes sobre diferentes estados de percepción o sobre lo que hicieron o vieron también me resulta interesante y suele ser diferente.
Me da la impresión de participar de un intercambio bastante existencial.
Ingo Reulecke actuará con Streugut el 10 de mayo como parte del 2º FESTIVAL INTERNACIONAL DE ACTION THEATER E IMPROVISACIÓN FÍSICA que se celebra en Berlín entre el 6 y el 12 de mayo. Más información en http://www.actiontheaterberlin.com
Más información sobre Ingo Reulecke en www.ingoreulecke.de
Reblogged this on misentopop.